lunes, 20 de julio de 2015

Especial Las Películas de mi vida: Pixar



Con motivo del lanzamiento de "Del Revés", la nueva película de los estudios Pixar, escribo la siguiente entrada con la intención de hacer un homenaje desde la sencillez como siempre se trata de transmitir en este blog.

En los pasados días he leído varios artículos de opinión de periódicos de gran tirada nacional en los que se decía como idea común que los niños en su mayoría no se daban cuenta de los mensajes ocultos que se mostraban en pantalla y que al ver las películas de animación se solían quedar con los elementos periféricos y superficiales, sin pararse a valorar lo que estaban viendo.


Sinceramente, ante esta idea, he de discrepar. Los niños, a pesar de ser en su mayoría criaturas inocentes, si que juzgan lo que están viendo. Vale, no lo harán con el mismo empeño o razonamiento mental que los adultos. Pero eso no quiere decir que no disfruten con las situaciones que se le muestran en el momento. Es más... Nos sorprenderíamos cómo puede afectar a un menor una película de animación. A través de las siguientes líneas voy a "desnudarme" metafóricamente hablando ante cómo vivi yo cada una de las películas de este gigante de la animación que es Pixar.

Situemonos en 1998. Yo, Cristian Rodríguez, tenía en ese momento 5 años cuando vi por primera vez Toy Story. La experiencia sinceramente no la rememoro como algo divertido. Es más, me asustaba un poco (la puñetera muñeca calva con tentáculos tenía la culpa)...
Sin embargo, recuerdo que cuando me regalaron un Woody me puse loco de contento y creía que
tenia en mis manos una reliquia (un poco paranormal ahora que lo pienso). Desde ese día tenía una
extraña teoría y era que el vaquero se había eregido como líder de los juguetes y que cuando los dejara a solas en mi habitación iban a comenzar a moverse por la habitación con total normalidad. Menda, que a veces es un poco mandón y le gusta tener la atención del público, no iba a permitir que un simple muñeco se alzase con el poder de su reino. Con mi secuaz (es decir mi hermano pequeño) volvería a tener el poder de mis feudos así que lo que hacíamos era escondernos y esperabamos a que hubiera un movimiento extraño y pillarlos con las patas en la masa. Pero al ver que no pasaba nada no se me ocurría otro pensamiento que el de "estos juguetes son más inteligentes de lo que yo pensaba".

Más tarde llegó a los cines Toy Story 2 y mi actitud tras verla cambiaba. Los juguetes de repente tenían sentimientos y miedos. Fobias como el quedarse solos sin un niño que quisiera jugar con ellos o que valores como el de la amistad une a todo tipo de seres. Desde ese día no quería que a mi juguete favorito le pasara nada y siempre procuraba darle de la mejor forma posible el máximo cariño que un niño le puede proporcionar a un objeto.
Gracias a esta segunda parte tengo mi primer recuerdo con mi padre en un cine, ahora que lo pienso.

El segundo que tengo es en los cines Aljarafe, a las afueras de Sevilla, cuando fui a ver en una sala atiborrada de niños y padres la genial Monstruos S.A. Me acuerdo que estaba un poco atacado de los nervios porque el tema de que un ser extraño saliese de la puerta de un armario, pues mira, como que no. Pero cuando terminó y se encendió de nuevo la pantalla estaba conmocionado. No solamente quería que Boo fuese mi amiga. También me habría gustado que tanto Mike como Sully lo hubieran sido.

Pixar tiene una extraña y hermosa capacidad que es la de dotar a sus personajes de una humanidad y un corazón que hacen que todos los espectadores que vean sus películas, sean de la edad que sean, se sientan identificados. Por favor, ¿Quien no se acuerda de la pintoresca plantilla circense de Bichos? ¿Y de la familia Parr en Los Increíbles? Y sobretodo del espectacular trío protagonista de Buscando a Nemo...
Todos estos protagonistas tienen un nexo común por si no os habíais parado a pensarlo. Sufren inseguridades por motivos del aspecto físico en su mayor medida o porque no les toman en serio. Se sienten insatisfechos en sus vidas. Sin embargo hay una adversidad que los pondrán a prueba y de la que siempre saldrán reforzados. ¿No os suena inspirador? ¿Y no os parece que a pesar de estar tratando con ficción todo roza la realidad cotidiana?
Sinceramente admiro mucho a estos estudios porque a lo largo de mi vida sus creaciones han conseguido emocionarme de una forma de la que otras películas nunca lo han hecho. Con Ratatouille me di cuenta de lo mágica que podía llegar a ser una cinta de animación. Con WALL-E volví a creer UP descubrí los 10 minutos más emotivos y lacrimogenos que he visto en mi vida en cualquier film.
en el amor mientras que con

Porque al igual que yo, lector de esta entrada, también te sentiste identificado con Andy en Toy Story 3 o con la intrépida Merida en Brave en algún momento de tu vida.
Porque, no sé si vosotros pensáis lo mismo, creo que Pixar ha cambiado a la sociedad mejorándola y dándole mayor humanidad. Y da igual la edad que tengas, porque a medida que vayas creciendo siempre sacarás un mensaje de esperanza con un significado distinto. En eso también reside la magia del cine... Que eso nunca se olvide.

Por estas razones y más que no he nombrado perdonemos los errores que han tenido en estos últimos años y volvamos a creer y a disfrutar sin que la razón nos ponga límites.

Esta entrada está dedicada a todas las personas que seguís este blog a través de blogger o de la fan page de Facebook. Sin vosotros esto no tendría sentido.
Y mención especial a mi familia y amigos que sois mi inspiración para seguir adelante. Larga vida a vosotros. Tantos los que estáis desde el principio hasta los recién llegados.



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